10 trucos para ir a museos con niños

Recuerdo que la primera vez que llevamos a Martina a un museo no fue en Madrid si no en Estocolmo. Era el Spårvägsmuseet (museo de los transportes) y Martina apenas tenía 20 meses. Tenían muchísimos coches de bomberos, ambulancia y policía de distintas épocas, autobuses, vagones de trenes y todo tipo de vehículos en los que además te podías subir sin problema, pero lo que de verdad lo hacía un museo «kid friendly» eran detalles como una zona de actividades para niños con un tren BRIO precioso, legos, dibujos de medios de transporte para colorea, y un tren en diminuto que daba vueltas por todo el museo y en el que los niños se subían felices, claro! (un poco del estilo del «Tren del jardín» del Museo del Ferrocarril).

Sobra decir que nos encantó. Estaba lleno de familias, los niños aprendían interesados y todo el personal se mostraba súper amable con ellos, algo en lo que por aquí nos tenemos que poner un poco las pilas, la verdad…

Viviendo en Madrid, las opciones de ocio se multiplican y tenemos la suerte de tener muchos museos  a nuestro alcance, y muchos de ellos con zonas pensadas especialmente para los niños como el MUNCYT, o con actividades para ellos como el Museo Sorolla o el Museo Thyssen. Pero si nunca os habéis pasado por ninguno de ellos en familia por miedo a que no estén muy adaptados para ellos, aquí van unos trucos que a mí me han ido bien para iniciarlas en este tipo de visitas culturales.

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1. Empezad por un museo que sea accesible e interesante para ellos pero en el que puedan aprender algunas reglas básicas como no correr, no gritar, no tocar. Justo en el centro de Madrid está la «Casa-museo del ratoncito Pérez», perfecto para empezar.

2. Sin sueño, sed, ni hambre. Normalmente siempre llevamos snacks en el bolso, pero ups! en los museos no se puede comer, y a veces ni si quiera beber así que para mayor disfrute, es mejor asegurarse de que han bebido, comido y descansado lo suficiente antes de mostrarles las maravillas del arte, por que de otro modo nos van a odiar, y mucho.

3. Explicad las reglas antes de entrar. La primera exposición «seria» de Martina fue la de Dalí en el Museo Reina Sofía. Apenas tenía 2 años y medio y todos los guardas de seguridad nos miraban como si fuéramos delincuentes pero con un poco de paciencia, y explicándole por qué esos cuadros eran tan importantes y por eso no podía tocarlos, conseguimos ver casi todos, algunos cuadros, salir del museo sin ser arrestadas.

4. Llamad antes de entrar. Muchos museos tienen actividades específicas para niños aunque las exposiciones sean para adultos, como por ejemplo el Museo del Prado y su «juego de pistas» en el que entregan un mapa con pegatinas a los niños que quieran hacer el itinerario. Muchas veces no nos enteramos de las cosas guays por no preguntar! Por otro lado, si no tienen ningún material específico para ellos pero las familias empezamos a reclamarlo, quizá se empiecen a plantear ofrecerlo 😉

5. Llevad vuestro propio kit de arte. Con Julieta aún no me lo planteo, pero a Martina le encanta sentarse en mitad de la sala y haced una interpretación de su cuadro favorito, así que un block y algunas ceras son imprescindibles. Alguna vez nos han mirado con cara de «Qué creéis que estáis haciendo?» pero A) no creo que sea nada malo ni molestemos a nadie y B) quizá ese gesto les haga ser más conscientes de que los niños tienen el mismo derecho a acceder a los museos que los adultos.

6. Jugad con los cuadros. El objetivo es que disfruten y se queden con algún detalle de lo que están viendo, y jugando es como mejor aprenden. A nosotras nos gusta jugar a encontrar algo en la sala (¿Quien lleva sombrero? ¿En qué cuadro hay pájaros?) o a hablar de lo que nos transmite, como en nuestra última exposición, «Vogue like a painting», cuando Martina comentó sobre la foto de Lily Cole en la escalera de caracol que parecía Rapunzzel en su torre.

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7. No pretendáis ver todas las salas, ni todos los cuadros. Cuando el verano pasado fuimos a ver la exposición de «Mitos del Pop» en el Thyssen, Martina sólo iba a ver los cuadros que llamaban más su atención como «Look Mickey» de Roy Licktenstein. El resto de la exposición fuimos deprisa y corriendo detrás de ella, intentando ver de refilón alguno más.

8. Estad atentos a las exhibiciones temporales. Durante unas semanas hubo una exposición sobre Mafalda en el espacio cultural MIRA de Pozuelo que estoy segura hubiera encantado a Martina, pero nos enteramos tarde y al final se nos pasó… Muchas veces los espacios más pequeños son los que más facilidades ponen para ir con niños, así que merece la pena tenerles en cuenta aunque haya que desplazarse en coche.

9. Mezclad experiencias. «Vamos a un museo» puede no sonar muy interesante de primeras pero «Vamos a un museo y a merendar tortitas» suena mucho mejor! Es muy probable que al principio sólo se interesen por la segunda parte del plan, pero seguro que si les invitáis a explorar con vosotros, en seguida se unen al juego del arte.

10. Seguid en casa. Si algún cuadro/autor les ha maravillado especialmente o si muestran interés p0r saber más, es el momento de quedar con San Google en casa y poder descubrir mucho más sobre el tema, pintando, haciendo algún collage, o leyendo alguno de estos libros sobre arte.

+1. Si sois usuarios de Instagram y os gusta compartir vuestras fotos, podéis seguir el perfil de @rockthatmuseumkid y etiquetad vuestras fotos con #rockthatmuseumkid. Hay fotos realmente bonitas!

¿Tenéis algún truco más? Sería genial poder ampliar la lista!  ¿Cuáles son vuestros museos favoritos para ir con niños? ¿Vais con ellos a exposiciones para adultos?

Aprendiendo en casa: abecedario con tapones de plástico

Desde hace ya varios meses, en casa guardamos todos los tapones de plástico que caen en nuestras manos. Por lo general, los llevamos al cole de Martina en el que se recogen para colaborar con  proyectos solidarios, pero también reciclamos algunos de ellos para hacer manualidades, jugar a ordenarlos por colores, por tamaños, ó como en este caso, utilizarlos para aprender las letras con ellos.

Necesitamos:

– 27 tapones a poder ser iguales.

– Letras de goma eva ó fieltro autoadhesivas, pegatinas de letras, ó directamente imprimir las letras en el tamaño del tapón. Nosotras encontramos unas bolsitas de letras en Tiger que nos vinieron perfectamente para la ocasión.

– Una cartulina

Ponemos una letra en cada tapón. Sea como sea, involucramos al peque en el proceso, prepararlo es lo más divertido!. Martina iba buscando las letras, eligiendo los colores que quería, quitando el papel de las letritas (genial para ejercitar la psicomotricidad fina), y por su puesto, pegándolas en cada tapón.

Colocamos todos los tapones encima de la cartulina, y dibujamos el contorno de todos ellos con un rotulador. Escribimos una letra en cada círculo, y voilà! ya podemos poner cada tapón encima de la letra correspondiente.

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Una idea fácil, eco y con un nivel de entretenimiento 7/10 😉

Aprendiendo en casa: receta de nieve con bicarbonato

¿Fabricar nieve? ¿en casa? Pues sí, y además no puede ser más fácil.

En Pinterest he encontrado varias recetas, algunas con bicarbonato y espuma de afeitar, otras con bicarbonato y acondicionador de pelo… pero en casa probamos únicamente con agua, y funcionó a la perfección, así que necesitamos:

– 300gr. de bicarbonato

– Agua

– Un recipiente ancho y hondo en el que poder hacer la mezcla y jugar. Nosotras utilizamos un cajón de la estantería TROFAST de IKEA

Simplemente llenamos el recipiente con el bicarbonato y vamos añadiendo agua mientras removemos. En general admite bastante agua, así que es difícil que nos quede líquida. Poco a poco veremos como va cogiendo consistencia de nieve, y lo mejor, está incluso fría!

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Martina estuvo jugando con sus muñecos, haciendo bolas con la «nieve», tocándola… la textura está tan conseguida que incluso conseguimos hacer un pequeño muñeco de nieve (que el móvil no llegó a capturar, sorry…).

Definitivamente, todo un Pinterest challenge que merece la pena probar, por lo fácil, rápido, y divertido. ¿Os animáis?

Aprendiendo en casa: Pintando la sal

Volvemos a la carga con nuestro Pinterest Challenge de esta semana.

Como he contado alguna vez, a Martina le apasionan las letras, y le entusiasma especialmente reconocer su nombre en cualquier lado, así que este experimento con sal, me pareció que podría divertirle y sorprenderle.

Necesitamos:

– Cola de pegar

– Sal gorda

– Colorante alimenticio

– Agua

– Recipientes para mezclar (tantos como colores se quieran usar)

– Un cuentagotas

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Colocamos todos los utensilios, y ponemos agua en los recipientes. Después echamos unas gotitas de colorante en cada tarrito de cristal (esta es la parte que más le gusta a Martina, servir el agua con la jarrita y apretar los tubos de colorante para teñir el agua).

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En una cartulina escribimos el nombre con el pegamento, y espolvoreamos la sal gorda sobre todas las letras. Sacudimos el papel para retirar la sal sobrante, y nos quedará todo algo como esto:

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Ahora viene lo más divertido. Con un cuentagotas, Martina ha ido cogiendo el agua teñida y al contacto con la sal… tachán! las letras se han ido coloreando, descubriendo su nombre, con «mira mamiiiii» como música de fondo.

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Esta es una actividad súper completa para los peques. Practican la coordinación, aprenden el funcionamiento de un gotero (aprieta, suelta, sácalo del bote, «no se escapa el líquido mami!», aprieta ahora, «halaaaa»), ven cómo la sal absorbe el líquido, y cómo al secarse vuelve a estar blanca, y las posibilidades son infinitas: nombres, números, figuras geométricas… Una idea fácil, divertida, y con ingredientes fáciles de conseguir.

¿Os animáis a probar?